Torre de Baño

Ourense agradece y exalta a Obdulia Díaz y su hija Lola, dos mujeres que forman parte de la historia de la ciudad.

ESCULTURA “TORRE DE BAÑO”
Autor: Manuel Penín, 2011
Ubicación: Plaza Saco y Arce, Ourense

La escultura “Torre de Baño”, del artista ourensano Manuel Penín, está inspirada en su recuerdo personal de la señora Obdulia bajando a lavar a As Burgas, rodeada de una prole que no era suya pero a la que quería como propia.

Fotografía de Obdulia de joven (cedida por la familia)

Obdulia Díaz Picouto nació en 1907 y vivía en la zona antigua de Ourense, concretamente al final de la calle Cervantes lindando con la calle Pelayo, en una casa muy vieja con unas escaleras que crujían al pisarlas. Ella moraba en el último piso y su hija Lola en el segundo.

Fue cocinera del gobernador en época de la República, quien le regaló una radio y le concedió permiso para tener una bombilla cuando la luz no era habitual en las casas ourensanas.

En 1937, Obdulia se quedó viuda al llevarse los falangistas a su marido Eduardo Nóvoa González tras una denuncia de un tendero de la zona por envidia hacia él.

Fotografía de Obdulia Nóvoa Picouto en reportaje de 1970 (cedida por la familia)

Obdulia, además de viuda, tenía una condición de salud que le impidió cotizar no más de tres años, por lo que sobrevivía con una ínfima pensión de la beneficencia franquista; además, ejercía de lavandera para otras familias, trabajaba una huerta o criaba cerdos.

En este contexto, además de una situación socioeconómica de miseria y represión en el país, y siendo madre de tres hijos, en 1950 comenzó su labor altruista al hacerse cargo de los bebés de las prostitutas que ejercían en la zona. Algunas de ellas aportaban medios económicos para sus hijos, pudiendo así también contribuir para toda la prole. Además, algunas personas de la sociedad del momento ayudaron a esta gran familia a salir adelante: el doctor Luis Gallego Domínguez atendía gratuitamente a los niños de la casa; el Padre Silva y su madre aportaban alimentos; las diversas tiendas de los alrededores contribuían con sus productos.

Fotografías de Obdulia con su familia (cedida por la familia)

Todos estos niños, la mayoría de los cuales llamaban a la señora Obdulia “abuela” y algunos también “mamá», sobrepasaron la cantidad de 200 entre 1950 y 1988, año en el que murió esta gran mujer ourensana. Su hija Lola seguiría con su labor hasta un año más tarde, cuando falleció por un cáncer.

Ourense rinde homenaje a estas dos mujeres y a toda la sociedad que les ayudó en aquel momento a través de esta escultura que simboliza un recuerdo concreto del artista: Obdulia yendo a As Burgas con su tabla de lavar.

Obdulia y Lola no solo ofrecieron abrigo, alimento, morada y educación a todos estos niños, sino que también les otorgaron la felicidad y el calor de una familia llena de amor que los sacó adelante con los escasos recursos con los que contaban.

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