Alameda

Rúa do Progreso, 53, 32005

De orígenes medievales, es uno de los rincones que aún conservan el encanto de finales del XIX, con bellas muestras de arquitectura modernista.

De orígenes medievales, estos jardines son hoy uno de los rincones que aún conservan el encanto de finales del siglo XIX y comienzos del XX, con magníficas muestras de arquitectura modernista. Atravesada por la calle del Progreso, su zona superior recibe el nombre de Jardines del Obispo Cesáreo, y está centrada por una hermosa fuente llegada del Monasterio de Oseira. En una esquina, una escultura dedicada al escritor Eduardo Blanco Amor parece contemplar el tranquilo pasear de esta alameda, transición entre el Ourense moderno y el medieval.

Aunque su historia comienza ya en la Edad Media, su esplendor llegará con la pujante burguesía de comienzos del siglo XX, que levanta bellas construcciones modernistas con la firma de Vázquez Gulías, el arquitecto de Balneario de A Toxa y el Centro Gallego de La Habana.

Lugar de los consejos, que eran los encuentros vecinales donde se discutían los asuntos públicos de la ciudad medieval (de consejo proviene la palabra gallega concello), fue también Huerta del Ayuntamiento plantada de olivos. En su parte central estuvo instalado el Hospital de San Roque, y con la apertura de la antigua carretera Vigo-Villacastín, hoy calle del Progreso, se transformó en un espacio urbano en el que se construyeron grandes edificios representativos de aquel tiempo, a caballo entre el siglo XIX y el XX. El ideal estético de la pujante burguesía local de la época se deja sentir en las actuaciones de los arquitectos del momento, Daniel Vázquez Gulias (Casa Román, con su bella galería; el Hotel Barcelona; la Casa Junquera) y Manuel Conde (edificio del Mercado de Abastos) entre otros, que con sus obras sustituyeron a los modestos edificios de la plaza de los que solo se conservan dibujos. Destaca también en el conjunto el nuevo Palacio Episcopal, diseñado a finales del siglo XIX por Queralt, y que fue concebido como seminario.

La Alameda inferior, a su vez, se levanta sobre el río Barbaña, al final de un paseo arbolado donde hay una escultura femenina de Luís Borrajo. Palco de música, fuente y pérgola completan el conjunto, dando forma a un lugar que hoy sigue siendo centro de muchas de las celebraciones de la ciudad.