As Burgas: Termas con historia
El termalismo en Ourense tiene más de dos mil años de historia y comienza en los manantiales de As Burgas. Los primeros pobladores romanos levantaron aquí edificios para el culto y disfrute de estas aguas, iniciando una tradición que llega hasta nuestros días.
Las fuentes termales de As Burgas son uno de los espacios más emblemáticos y queridos en la ciudad, directamente ligado a sus orígenes. Aquí nacería la antigua Aquis Aurienses («aguas de oro»), un asentamiento romano formado alrededor de estos manantiales mineromedicinales que hoy continúan manando a más de 60° C en el corazón del Centro Histórico.
Visitarlas es imprescindible para conocer la historia de Ourense y entender su íntima relación con las aguas: tocarlas y sorprenderse, descubrir sus misterios en el Centro de Interpretación y disfrutar de un baño en su piscina termal, prácticamente de la misma forma y en el mismo lugar que la de nuestros antepasados romanos hace dos mil años.
Durante siglos aquí han convivido la curación, el ocio y el culto; ha sido el lugar de encuentros de sus habitantes, origen de leyendas, escenario literario y fondo de infinitas postales. Por todo ello, no es casualidad que Ourense se conozca como la «Ciudad de As Burgas».
Desde que existe presencia humana en el valle, estos manantiales han sido aprovechados con fines medicinales, religiosos, lúdicos y prácticos de muy distinto tipo. Aunque antes de la romanización es seguro que los moradores de los castros vecinos los conocían y usaban, no será hasta la llegada de las primeras legiones que la zona de As Burgas empieza a desarrollarse, construyéndose edificios dedicados al mundo del agua. Las excavaciones arqueológicas han exhumado vestigios de una piscina-santuario del siglo I d.C. y numerosas piedras votivas que hacen referencia a una divinidad indígena, Revve Anabaraego, morador de los manantiales y responsable de sus propiedades terapéuticas. Los nombres grabados en las aras proceden de distintos lugares del occidente romano, lo que indica que As Burgas fue un centro de peregrinaciones en la antigüedad, y uno de los santuarios indígenas más importantes de la península.
Con el tiempo los romanos, que eran grandes aficionados a las aguas termales, construyeron junto al santuario una balnea, casa de baños donde se reunirían para discutir sus asuntos cotidianos al mismo tiempo que se relajaban en las reconfortantes aguas. Vestigios de ambos edificios, que convivieron en el tiempo, pueden visitarse hoy en los jardines del Centro de Intepretación.
Durante la ocupación romana hubo en As Burgas un santuario religioso y una pequeña casa de baños para el disfrute de las aguas. Sus restos pueden verse en los jardines sobre la actual piscina termal, en la que hoy se puede tomar un baño tal como se hacía hace dos mil años.
En la Edad Media, época que se considera oscura en la historia del termalismo europeo, las fuentes de As Burgas siguen siendo aprovechadas por la población. Es la propia iglesia católica la que protege los manantiales, pues además de cumplir una importante función preventiva frente a la temida peste y otras enfermedades, eran un alivio para los peregrinos a Santiago de Compostela que por aquí pasaban. El carácter sagrado que les dieron los romanos perdura y se adapta a los nuevos tiempos, vinculándolo ahora a la figura del Santo Cristo, en la Catedral.
El calor natural que desprenden las fuentes supuso históricamente un gran ahorro frente a otras energías como la leña y el carbón. No es de extrañar que aquí se trasladasen las industrias artesanales de la ciudad. Primero fueron las panaderías, que en el siglo XIV comienzan a instalar aquí pequeños hornos que perdurarán durante siglos. Ya en el siglo XV se asientan también triperos, curtidores y lavanderas, ocupando pilones como el que había en la explanada donde hoy se sitúa la piscina termal. Las fuentes que hoy se ven, de los siglos XVII y XIX, denotan ya una conciencia de que As Burgas era un espacio singular y central en la ciudad, no solo para sus habitantes sino también para los viajeros, que en sus diarios y crónicas dejaron constancia unánime de la sorpresa y fascinación que les producía este extraño fenómeno.
La traza actual de As Burgas, declarado Sitio de Interés Cultural en el año 2007, obedece a un largo proceso de obras y reformas llevadas a cabo recientemente, y que hoy permiten disfrutar de este espacio en su plenitud: un punto de encuentro con la historia y la memoria de Ourense y una experiencia termal diferente que sorprenderá y enamorará.