Sendero Periurbano de Ourense
Ruta por el cinturón verde que rodea la ciudad, entre naturaleza y pequeños núcleos de población donde aún se puede disfrutar de la arquitectura tradicional del rural gallego.
La hoya ourensana está rodeada y protegida por un cinturón verde de montes donde aún es posible encontrar pequeños núcleos de población que conservan el encanto del rural gallego. En esta ruta pasaréis por varios de ellos, por lo que os recomendamos que la hagáis con calma deteniéndoos a descubrir una faceta de la ciudad que no mucha gente conoce.
La ruta circular aquí propuesta es solo un esbozo y ofrece muchas variantes. En Wikiloc podéis ver con detalle la que proponen desde el Club Alpino Ourensano.
- Distancia: 20-27 km
- Dificultad:moderada
- Tiempo: 5-6 horas
Puente Mayor
Portovello
Mende
Santomé
Embalse de Castadón
Ceboliño
Montealegre
Santa Mariña - O Monte
Zaín
Seixalbo
Río Barbaña
Iniciamos el recorrido en el majestuoso Puente Mayor, desde donde seguiremos el camino por la orilla izquierda del río hasta la desembocadura del río Loña. Aquí remontamos el curso del afluente hasta llegar al colegio público de Mende.
Antes de llegar a la desembocadura del Loña pasaremos junto a la capilla del Portovello, que recuerda que aquí hubo, hace años, un puerto para dar servicio a los barcos que transportaban mercancías por el Miño. No fue el único; también estaba el Porto Auriense, que acabamos de dejar atrás, pues se encontraba junto al Puente Mayor.
Siguiendo el curso del río Loña llegaremos al colegio de Mende, donde un estrecho camino nos llevará a la Verea Vella, camino de losas por el que comenzamos el ascenso hasta el conjunto arqueológico-natural de Santomé. Al llegar a la encrucijada, deberemos continuar por la pista de la derecha.
Caminando por un bosque de alcornoques y pinos llegaremos al antiguo castro. Después de visitarlo descenderemos en dirección all Loña hasta llegar al embalse de Castadón. Por el camino contemplaremos la pequeña catarata y las «marmitas de gigante», producto de siglos de erosión del agua en la piedra.
Saltando de piedra en piedra atravesamos este pequeño embalse que da de beber a la ciudad. Desde aquí, tomamos una pista asfaltada que nos lleva por el camino de Prisollo hasta la carretera de A Derrasa, que cruzamos por un paso subterráneo para comenzar la ascensión al núcleo de Ceboliño.
La cuesta es dura pero merece la pena: desde la plaza de Ceboliño disfrutaremos de espectaculares vistas sobre el valle. Mientras contemplamos el crucero y las casas blasonadas de este núcleo rural, cogeremos aliento para continuar el ascenso por Camiño da Cal hasta Montealegre.
Subiremos por las faldas de Montealegre hasta alcanzar el recinto del Parque Botánico, continuando por su interior hasta el punto más alto, una peña sobre la ciudad donde se alza una cruz en piedra que sustituye a muchas otras anteriores. Desde aquí, otra bonita panorámica de la ciudad.
Y de un mirador a otro. Una pista de tierra nos llevará desde Montealegre hasta Santa Mariña, cruzando la carretera de A Granxa. Podemos parar a descansar en las mesas de piedra junto a la pequeña ermita, disfrutando también de imponentes vistas antes de continuar el descenso en dirección a As Coruxeiras.
La capilla de este pequeño pueblo se sitúa en una encrucijada de caminos, marcada por un crucero. Está dedicada a Nuestra Señora de la O.
Un tranquilo paseo por este pueblo, en el Camino de Santiago, nos hará revivir tiempos pasados, cuando los trabajos del campo constituían la principal actividad diaria de sus habitantes. De esto dan fe sus edificios y estrechas calles, bien conservadas y de fuerte arraigo campesino.
Aquí tomaremos el antiguo Camino Real de vuelta hasta encontrar el paseo fluvial del Barbaña.
El camino de vuelta al centro urbano se hace siguiendo el margen derecho de este afluente del Miño a través de un paseo fluvial. Por el camino encontraremos algún molino abandonado y pasaremos al lado de La Molinera, una antigua panificadora reconvertida en centro de alfabetización digital que aún conserva su antigua chimenea.