Paseo por la escultura urbana
Una ruta para descubrir las principales estatuas y esculturas de la ciudad
Las esculturas son una parte imprescindible del decorado urbano, presentes en las ciudades desde antiguo. En Ourense la colocación de estos motivos comienza en la Edad Media tardía en las fachadas de las iglesias: algunas de las mejores muestras las tenemos en la Catedral, por ejemplo, en su puerta norte. A motivos religiosos también obedece la colocación de cruceiros, grandes cruces de piedra sobre pedestales en los cruces de caminos que protegían a los viajeros. Hoy, su silueta recuerda el pasado eminentemente rural de Ourense, aunque en su mayoría son de factura moderna.
No será hasta el siglo XIX que Ourense incorpore un urbanismo moderno. La ciudad rebasa los límites de la almendra medieval, se abren nuevas vías de comunicación y el gusto por lo decorativo se traslada al espacio público. En este contexto se instalan numerosas fuentes (en su mayoría procedentes de procesos de desamortización en los monasterios vecinos) y comienzan a aparecer las primeras esculturas públicas, que honran a personajes destacables. La del ilustrado Padre Feijóo y la de Concepción Arenal serán las primeras.
En los años 80 Ourense vive una auténtica eclosión creativa de la mano de la generación de los artistiñas, reunidos en torno al Volter, en el Eironciño dos Cabaleiros. Su obra se extenderá por toda la ciudad, con murales y también esculturas de temática muy diversa, abstractas y figurativas. En el parque Miño es posible visitar una hermosa galería al aire libre que condensa obras de sus autores más representativos.
El catálogo de escultura urbana en Ourense es amplio. Para descubrirlo, aquí os dejamos una propuesta de diez piezas singulares que, por motivos diversos, no os deberíais perder.
Padre Feijóo
As Burgas
Mujer desnuda
O Mouchiño
La lechera
Rallye de Ourense
La castañera
O Carrabouxo
Concepción Arenal
Nexus 6
Torre de Baño
Inaugurada en 1887, esta pieza en bronce, muy al gusto de la época, es obra de Juan Soler y Damau, colocada sobre un pedestal en granito obra de Zabala. En ella se homenajea a uno de los personajes clave de la Ilustración en España, nacido en una aldea cercana a Ourense. La idea de colocar esta estatua surge con el bicentenario de su nacimiento, en 1876, pero tardó más de una década en concretarse. Certámenes literarios, actuaciones para recaudar fondos y actividades científicas arroparon la instalación de la decana de las esculturas en Ourense.
El espacio que ocupan los manantiales termales de As Burgas, símbolo de la ciudad, fue objeto de una profunda remodelación en 1989, momento en el que se instalan aquí dos singulares esculturas. La primera es la Casa da nube, obra de Luis Borrajo, el primer escultor que llevará la abstracción a la escultura pública de la ciudad. Su posición elevada se consigue en 2010 con la apertura de la piscina termal, que en invierno rodea de una nube de vapor esta pieza en bronce. A su lado se encuentra un relieve homenaje a Calpurnia Abana, obra de Acisclo Manzano, una alegoría de las ninfas de As Burgas que acompañan a los bañistas de la zona.
Esta pieza de gran formato realizada en bronce representa el cuerpo de una mujer. Es obra del escultor ourensano Borrajo y una de las pocas esculturas, sino la única, en las que este artista habitualmente abstracto elige la figuración. Fue instalada en 2002 al final de la Alameda, sobre un pedestal de granito casi a ras de suelo.
La zona de los juegos de infancia de muchos ourensanos, incluído el autor, es homenajeada por Xaime Quessada en esta escultura, un fauno a lomos de un mochuelo, un mouchiño, realizada en bronce sobre pedestal de piedra. En el suelo, pequeñas placas de bronce recuerdan a conocidos personajes, protagonistas de los tebeos que se compraban en los kioscos y se leían e intercambiaban entre amigos en este lugar.
Probablemente sea una de las esculturas más fotografiadas de la ciudad. Esta obra de Ramón Conde (1999) se ha convertido en punto de encuentro en una de las calles con mayor tránsito de personas, en una esquina, además, de gran valor arquitectónico. Homenajea un oficio tradicional y una estampa clásica del Ourense de antaño: las mujeres que cada mañana, a primera hora, acudían a la ciudad a vender la leche producida en las aldeas vecinas.
También obra de Ramón Conde, disputa con La Lechera el honor de ser uno de los puntos más fotografiados de la ciudad. Este curioso grupo escultórico recuerda la figura de un pionero, Estanislao Reverter, promotor del Rallye de Ourense, una competición que arranca en 1967 y hoy continúa celebrándose. Aquí aparece junto a su inseparable colaborador Antonio Coleman sentados sobre el mítico Alpinche, un Renault Alpine con motor Porsche, idea del propio Reverter, con el que ambos compitieron en numerosas ocasiones.
En 2001 el escultor Xosé Cid realiza esta pieza, recuerdo de uno de los oficios tradicionales que más se asocia a la ciudad. Aquí el homenaje es doble. Por un lado, a la castaña, alimento imprescindible en la dieta tradicional de la Galicia rural y de interior, y a la que Ourense le dedica una de las principales fechas de su ciclo festivo, el Magosto. Por otro, al trabajo de las mujeres: castañeras, lecheras o rianxeiras (vendedoras del mercado)… tantas veces invisibilizado.
Hoy en día aún es posible encontrar puestos de castañas en las calles, cuyo delicioso aroma impregna los días de otoño.
Esta curiosa pieza de César Lombera (año 2002) representa a un entrañable personaje de boina negra leyendo un periódico: es O Carrabouxo, protagonista de la viñeta humorística que desde 1992 publica a diario el dibujante Xosé Lois González en la prensa local. Su particular visión de la actualidad lo ha convertido en un referente del humor gráfico en la ciudad.
La figura de esta mujer pionera, defensora incansable de los derechos humanos, guarda vinculación con Ourense, ciudad que visitó en numerosas ocasiones. No sorprende pues que la escultura que hoy la homenajea, obra de Aniceto Marinas sobre pedestal de Parada Justel, fuese de las primeras en instalarse en España tras su muerte. La obra se inaugura en 1898 en los jardines de la Alameda, para después ser trasladada, no sin gran polémica, a su emplazamiento actual, frente a los antiguos juzgados, recordando su importante papel en los temas penitenciarios. Con el traslado desaparece el pedestal original.
Poco después de haberse inaugurado el Puente del Milenio, Xosé Lois Carrera realiza esta figura en granito que, con sus 7 metros de altura y 3 más de 30 toneladas de peso, recibe a todos los que se acercan a la ciudad. Este imponente torso masculino representa al río Miño y la unión de sus orillas, y su título homenajea la muerte de Roy, el replicante de Blade Runner.
Esta escultura de Manuel Penín, inaugurada en 2011, rinde tributo a la labor altruista de Obdulia Díaz y Lola Nóvoa, madre y hija que durante la dictadura acogieron en su casa y sacaron adelante a más de un centenar de hijos de mujeres sin recursos que trabajaban en el Casco Antiguo. La obra representa a una mujer con unas aristas en forma de sierra que simbolizan a una tabla de lavar, ya que Obdulia Díaz acudía al lavadero de As Burgas a fregar sábanas o ropa por encargo, que después colgaba a secar en los tendederos que se había en la trasera de la cárcel.