Seixalbo
Núcleo rural de orígenes medievales en pleno Camino de Santiago. Declarado de interés etnográfico, conserva magníficas muestras de arquitectura tradicional.
El núcleo de Seixalbo recibe a los peregrinos que llegan a Ourense haciendo el Camino de Santiago. Forma parte de la Vía de la Plata o Camino Mozárabe y se sitúa en el que antaño fue Camino Real a Castilla. De orígenes medievales, ha sido reconocido de Interés Etnográfico y conserva su traza original, con buenas muestras de arquitectura tradicional labriega. Casas de piedra con arcadas y galerías, rincones con mucha historia y estrechas callejuelas esperan en Seixalbo a ser descubiertas.
De especial interés es la Iglesia de San Breixo, de orígenes románicos. En las afueras, sobre un promontorio, se encuentra también la capilla de Santa Águeda, con una hermosa panorámica de la ciudad. En el mes de febrero su atrio acoge una romería popular en honor a la santa.
Los Foros de Seixalbo
Seixalbo fue desde la Edad Media tierra humilde de campesinos dedicados al cultivo del vino; en su mayor parte jornaleros que trabajaban las tierras propiedad del Cabildo Catedralicio. Sus vecinos tienen el honor de haber sido los primeros en toda Galicia en rebelarse contra el Obispo y negarse a pagar los foros o diezmos que este les exigía. En 1859, después de más de dos décadas de pleitos, consiguen la exención de los foros cien años antes que otras zonas de Galicia.
Este hito aún se recuerda y homenajea cada año con la Fiesta de los Foros. Se celebra a finales de junio y es organizada por la Asociación Cultural Agromadas.
Un paseo por Seixalbo
Parque da Infesta
Casa del Coronel Abelardo Arce
Praza das Laxas
Iglesia de Seixalbo
Casa parroquial
Praza de Freire Carril
Rúa da Tulla
A Requeixada
Rúa de Amendo
Canella do Lagar
Praza do Cabildo
Rúa das Oliveiras
Praza Maior
Rúa Maior
Museo Circo de los Muchachos
Espacio público donde Seixalbo celebra sus eventos y fiestas, como la de San Juan o la cena de confraternización de San Breixo, patrón de la parroquia.
En la entrada, una vieja prensa restaurada nos recuerda que el lugar fue tierra de vino y viñedos.
Hoy centro cívico y vecinal, en su momento su construcción constituyó un símbolo de modernidad. Rivaliza visualmente con la torre de la iglesia y contrasta con las antiguas galerías de piedra de las casas de la Rúa Estreita, a su lado.
En esta pequeña plaza construida sobre la roca se levanta una de las pocas casas con escudo de armas: a la izquierda el blasón de los Nóvoa, y a la derecha el de los Henríquez. Desde aquí ya se vislumbra la calle mayor (Rúa Maior), lugar de tránsito de las procesiones religiosas. El fondo de la cuesta lleva el nombre de Ponte do Río, pues allí hubo un puente que cruzaba el regato.
Su fachada, obra de Vázquez Gulías, es de comienzos del XX y sustituyó otra anterior de estilo románico. El reloj, pagado «a escote» por la vecindad, marcó el ritmo de las tareas del campo durante todo el siglo pasado y fue un elemento crucial en los turnos de riego.
En el interior del templo destaca el gran arco de herradura reconstruido y la capilla de San Roque, de estilo plateresco (s. XVI).
Fue hospital de peregrinos, del que se conserva el arco de entrada. Junto a ella, unos escalones de piedra bajan a la que fue durante años la única fuente pública del núcleo, hoy integrada en un parque infantil.
Su nombre hace referencia a quien durante años lideró la lucha vecinal contra la Catedral por la exención de los foros. Recientemente reformada, fue una antigua era con fuente, luego transformada en lavadero.
Los corredores sustentados sobre grandes piedras fueron muy frecuentes en Seixalbo. Los de la casa de los Valencia Cerviño son un buen ejemplo, aunque no los más antiguos que se conservan. Hasta el siglo XIX era común que estos callejones estuvieran cubiertos por casas que pasaban de un lado a otro de la calle. En este rincon aún se conservan dos ejemplos de esos pasadizos.
Es sin duda una de las zonas más antigua del núcleo, donde la estrechez de las calles obligaba a proteger las esquinas de las casas del paso de los carros. Quedan aquí restos de una gran casa con patio y horno, del que aún se aprecia la pared curva exterior.
Merece la pena recorrer esta vieja calle, antiguamente salida principal del núcleo hacia Castilla. Conserva casas con corredores de piedra y cantones, pequeñas calles sin salida. Desde un extremo se divisa la colina donde se encuentra la capilla de Santa Águeda, lugar de romerías y excelentes vistas.
En este hermoso rincón constrastan las casas grandes y robustas de los campesinos con las pequeñas casitas ocupadas por los jornaleros.
Lugar que evoca aún vivamente los ecos de la relación de Seixalbo con la Catedral. Se conserva aún la Tenencia, gran almacén donde se recogía el vino de los foros. En ella se celebra hoy la Fiesta de los Foros, en la que se recuerda el hito histórico que fue la exención del pago de las rentas al obispado.
Esta calle conserva algunos de los elementos constructivos más característicos das casas de Seixalbo hasta el siglo XIX: las casas con escaleras exteriores de piedra y las galerías.
En otros tiempos Aira Vella, aquí estuvo el Pazo Vello, casa noble adquirida y desmantelada durante la Desamortización. A ella debieron pertenecer los escudos de armas que presiden una de las fachadas, todos del siglo XVI. En esta plaza, excavada en la roca, se encontraba la antigua taberna de subasta para la explotación y el lugar de reunión del concejo. En el centro, un hermoso crucero con cuatro medallones con los símbolos de los evangelistas.
Por ella discurría el antiguo Camino Real hasta la contrucción de la carretera Vigo-Villacastín. Aquí se abren dos cantones: el de la Cadena (Cadea), llamado así porque aquí se encontraba la antigua cárcel, y el del Horno (Forno).
A un paso de la zona monumental del pueblo de Seixalbo, en Bemposta se encuentra una visita singular: la antigua Ciudad de los Muchachos. Recorre parte de la antigua población y descubre su historia en el Museo del Circo de los Muchachos.
Ruta por el cinturón verde que rodea la ciudad, entre naturaleza y pequeños núcleos de población donde aún se puede disfrutar de la arquitectura tradicional del rural gallego.
Seguimos las huellas de este estilo puramente medieval en la ciudad, en un paseo que comienza en la Catedral de San Martiño y continua explorando el aún desconocido rural ourensano.
La presencia de aguas termales, gran alivio para los pies del caminante, junto con su situación estratégica, han hecho de Ourense un hito en el Camino de Santiago desde sus inicios. Hoy sigue siendo parada obligada en el Camino Mozárabe – Vía de la Plata, el que siguen los caminantes del sur de la Península Ibérica.