Capilla del Santo Cristo

Interiores de la Catedral. Acceso por el Patín norte (rúa Juan de Austria),

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Guarda una de las tallas más conocidas de la ciudad, un Cristo barroco de gran verismo rodeado de leyendas.

Cuenta la leyenda que el Santo Cristo de Ourense fue encontrado, allá por el siglo XIV, por unos marineros en Fisterra. Sea o no verdad, lo cierto es que el tremendo verismo de esta figura gótica, en la que pelo y barba son naturales, ha ido forjando una continuada y popular devoción que acabó valiéndole la construcción de una lujosa capilla en la Catedral.

El rotundo verismo de esta imagen, en la que barba y cabello son de pelo natural, ha alimentado un sinfín de leyendas alrededor del Santo Cristo de Ourense, además de una devoción aún muy viva.

La capilla del Santo Cristo reunió y reúne un importante patrimonio por las donaciones que siempre ha recibido. A ella se accede a través de una reja renancentista de Celma, de recargado estilo barroco. El baldaquino es de Domingo de Andrade, el mismo autor que el de la catedral de Santiago de Compostela, y los retablos obra del leonés asentado en Galicia Castro Canseco. En ellos se encuentran tallas de gran interés como la Virgen Blanca en alabastro o el San Mauro de Francisco de Moure. Todo este ornato contrasta con la elegancia renacentista de la sillería del coro, obra de Diego Solís y Juan de Angés (s. XVI), y que fue trasladada parcialmente a este espacio tras la reforma del templo en 1938.

En la parte superior hay pinturas del siglo XVIII que representan escenas de la vida de Cristo y alguna otra más reciente, como la de la cena de Emaús. Este hecho deja patente como la devoción por el Cristo y las  donaciones de objetos artísticos a la capilla continúan en la actualidad.

Leyenda y devoción del Santo Cristo

Además de las leyendas vinculadas a su origen marinero, el verismo de esta talla ha alimentado durante años la creencia popular de que le crece el pelo, y de que todas las semanas acude un barbero a la Catedral para cortarlo.

La importante devoción que siempre ha despertado el Cristo tiene un bello ejemplo en las dádivas que recibe en forma de lámparas, que cuelgan del techo dando a la capilla un cierto aire bizantino. Entre las donaciones al Cristo se cuentan también exvotos con forma de barco, ofrendas de marineros. Una tradición perdida era la de colgar jaulas de pájaros en las fiestas de la Novena al Santo Cristo.